Exposición de pintura

painting exhibition

“PAISAJES INTERIORES”

“inner landscapes”

GALERÍA ART DUAL/ ART DUAL GALLERY

Gran Vía Jaume I, 67. Girona

Del 7 de noviembre al 12 de diciembre del 2018.
From November 7th to December 12th, 2018 

Nuestros paisajes interiores van conformando una geografía vital sólo visible a través de los ojos del “alma”. Del cielo a la tierra, pasando por el mar y la mirada sobre, y, desde el otro, colores y formas van dejando su huella en ese mundo interior siempre en evolución.

Continúo explorando desde la serie de “Mares Verticales” (Amics del Museu d’Art de Girona, febrero 2018), añadiendo la presencia y ausencia de la figura humana a través de la “sombra”, que va adquiriendo una entidad propia. 

Acrílicos sobre tela.

 

 INAUGURACIÓN / OPENING:


Presentación por Pere Parramon,profesor y crítico de arte.
Presentation by Pere Parramon, professor and art critic.

Antes de entrar en lo que es propiamente la presentación de esta exposición que inauguramos hoy, quiero compartir con todas y todos vosotros mi satisfacción por poder hablar aquí, en la Galería Dual. Dolors Gras, que es quien hace posible este proyecto, cada vez que abre las puertas de este espacio se reafirma en una apuesta decidida y contundente por el arte…Y eso es una apuesta por acercar el espíritu crítico y la libertad a la ciudadanía, de forma que la Galería Dual, como otras galerías, museos e instituciones artísticas, participa de un posicionamiento ético por el cual nos hemos de felicitar y por el cual hemos de felicitar explícitamente a Dolors.

Como el arte tiene la rara capacidad de hacernos prestar atención tanto a la realidad más próxima como a la proximidad de otros mundos, antes de referirnos a los Paisajes Interiores que Iratxe Caño nos presenta aquí, en la Galería Art Dual, permitidme comenzar esta presentación con una escena, que, según dicen, sucedió hace mucho tiempo –hace más de dos mil años, tirando por lo bajo-, y muy lejos – en la gran ciudad griega de Corinto-. Se explica que detrás de sus largas murallas, en la casa de un diestro alfarero, su hija vivía hundida en la desesperación. Su amado estaba a punto de abandonar la ciudad y ella no sabía cómo podría soportar la ausencia. Ante la marcha inminente y sin remedio del joven, la llamada “doncella de Corinto” –no podemos saber fehacientemente el nombre, pero ha pasado a la historia por lo que hizo y nos hemos de referir de algún modo- le pidió que, quieto y de perfil a la pared, le permitiese reseguir con un carboncillo la sombra que proyectaba la única lámpara que iluminaba apenas la habitación en la cual se despedían, ya fuese una lámpara de aceite o una vela, quién sabe. Tenemos noticia de este delicado momento de intimidad con ecos de arrolladora universalidad gracias al escritor latino Plinio el Viejo en su Historia Natural, de antes del año 77, y gracias también a muchos otros, como Rejón de Silva, que en su libro A la pintura de 1786 dice de nuestra Doncella de Corinto que “tomando un carbón, señaló con él aquel contorno, para que controlase su deseo en la ausencia.” Éste es, señoras, señores, el mito fundacional de la pintura: la necesidad de fijar las sombras para convertir en presencia la ausencia, para satisfacer la necesidad humana de abarcar aquello que ya no es abarcable, para dominar aquella marea interior que llamamos nostalgia.

Por este motivo, aunque puede ser a alguno se lo ha parecido, no es un oxímoron hablar de “paisajes” “interiores”, y por este motivo, no deja de ser revelador que la artista Iratxe Caño llene de sombras sus paisajes. Comentemos estas dos cuestiones. La primera, la aparente incompatibilidad del título Paisajes Interiores–recordemos que el oxímoron es esta figura retórica en la cual se unen dos partes de sentido contrario-: por “paisaje”, de entrada, entendemos aquello exterior, lo que se extiende fuera, mientras que “interior” es aquello que está dentro. Los artistas del Romanticismo, pocos años después que Rejón de Silva escribiese aquello de “para que controlase su deseo en su ausencia”, también lo tuvieron claro. Caspar David Friedrich, el gran paisajista romántico, que con sus mares –de agua, de niebla, de luz-, sus bosques impenetrables y las cimas nubladas de sus montañas nos hizo probar la inmensidad del universo, él precisamente escribió “Cierra tu ojo físico para ver tu pintura primero con el ojo del espíritu”. No es casualidad que acabase mi presentación de la exposición de Iratxe Caño en el Espacio de Los Amigos del Museo de Arte de Girona el pasado mes de febrero, citando a otro romántico que también late de fondo en la pintura acuática y emocional de nuestra artista y amiga Iratxe, el poeta  italiano Giacomo Leopardi, a quien no le importaba sumergirse en el infinito marino: “y naufragar me es dulce en este mar”. Evocar a los artistas románticos es socorredor, porque son los que mejor nos enseñan que no hay paisaje sin una mirada –interior- que lo haga posible. Y, al fin y al cabo, ¿no es el objetivo de toda forma artística conciliar como hace la Doncella de Corinto lo que está fuera y lo que está dentro? Dicho de otro modo, ¿no sirve el arte para hacernos pensar cómo nos relacionamos con el mundo? Estos pensamientos y las emociones que se vinculan a ellos se mueven al compás de las olas que brillan en todas estas pinturas que nos rodean.

La segunda cuestión: las sombras. Es curioso constatar como los artistas son capaces de transitar entre los extremos sin acentuar las contradicciones, al contrario, resaltando las afinidades –tal vez por ello el arte se convierte en una experiencia y un conocimiento del mundo tan intensos-. En sus primeros mares, Iratxe Caño se concentra en la luz, en los reflejos, en las reverberaciones, en las veladuras…Y, claro, la pintora que es, aquella que atiza la mirada, que le hace arrugar las cejas y que le obliga a ensuciarse las manos, necesita dar un paso más, ahora insistir en la sombra, explorar la oscuridad que desvelan los cuerpos opacos al no permitir el paso de la luz. Y con ellas vuelve a la Doncella de Corinto y el rastro primigenio que explica por qué hacemos todo eso: porque hay personas y momentos que no queremos que marchen, pero que al final sólo pueden dejar rastros tan inmateriales como una sombra. Huellas de la luz, las sombras desaparecen como los dibujos en la arena de la playa, como el silencio se extiende después de las palabras y la música, pero el arte permite fijarlas, convertirlas en registro de una realidad que , de otro modo sólo sería primero, recuerdo, y después, olvido. Fernando Savater, en su libro de 1979 Criaturas del aire expresa magistralmente la dualidad que Iratxe Caño trabaja entre la luz y la sombra: “¿Habéis pensado que en el día sólo se ven sombras, bultos que interceptan con su opacidad la luz, mientras que en la noche sólo se ven fulgores, destellos que desmienten las tinieblas? El objetivo del día es lo oscuro, lo opaco, mientras que la noche sólo sabe de resplandores.”

Una vez más, entonces, Iratxe Caño demuestra con sus pinceles su valentía, la de alguien capaz de mirar dentro y fuera, y de mostrar y compartir la relación… y no porque ninguno de nosotros reconozcamos sombras y luces que son las suyas, sino porque en las suyas, reconocemos las nuestras. Enhorabuena, Iratxe, y gracias infinitas como pregones son tus mares.

Pere Parramon,

10 de noviembre del 2018





 

 La contemplación de los PAISAJES INTERIORES

 The contemplation of INNER LANDSCAPES
Visita guiada a la exposición / Guided visit to exhibition